Nuestro recorrido por Argentina continuó por dos pueblitos realmente muy bonitos pertenecientes a la provincia de Córdoba: Santa Rosa de Calamuchita y Villa General Belgrano. Son dos pueblitos muy pintorescos que se encuentran en un valle rodeado de montañas, por lo que tiene mucha vegetación y unos paisajes muy lindos.
Después de tomar nuestro camión en Córdoba hicimos como 2 horas de camino y llegamos en la nochecita a Santa Rosa de Calamuchita. En esta ocasión nos adoptó una lindísima familia (de la cual no recuerdo el apellido, bonita mi memoria!), ellos tienen un complejo de cabañas padrísimo, y nos dejaron una de ellas para que nos alojáramos!
Ya instaladas nos llevaron a cenar a un restaurante de comida alemana en donde la comida estaba deliciosa! yo me comí un riquísimo goulasch, acompañado de vinito tinto, por supuesto. Y los postres también estaban buenísimos.
Al otro día estuvimos un buen rato recorriendo el complejo y jugando como niñas chiquitas. Encontramos unos columpios y luego una casita con un puente donde estuvimos brincoteando y payaseando. También jugamos ping pong en una sala de juegos.
Después nos fuimos a recorrer el pueblito de Santa Rosa, el cuál estaba bastante vacío, ya que es un lugar turístico y, definitivamente, no íbamos en época de vacaciones, jeje. Es muy pequeño y sus calles son muy bonitas; todos los letreros, desde las señales de tránsito hasta los anuncios de cada uno de los locales, están hechos de madera. Buscamos un lugar en donde comer, porque casi todo estaba cerrado, pero logramos encontrar un restaurancito en donde comimos muy a gusto unas ricas milanesas, vinito y unos duraznos con dulce de leche.
En la tarde regresamos al complejo y nos mostraron el nuevo spa que estaban construyendo y que para estas fechas ya debe de estar inaugurado. Estaba quedando muy padre.
Muy cerquita de Santa Rosa está una villita llamada Villa General Belgrano, en donde viven muchas personas de origen alemán. Como estábamos en octubre, coincidimos con el Oktoberfest, fiesta tradicional alemana, así que en la noche nos fuimos para allá. Esta villita es todavía más bonita que Santa Rosa y también tiene la peculiaridad de tener todos los letreros de madera. El Oktoberfest lo realizaron en una explanada rodeada por puestos de comida y, en su mayoría, de cerveza. Todo el centro de la explanada estaba ocupado por mesas y sillas y al fondo pusieron un escenario en donde cada noche actuaban diferentes grupos, músicos y cantantes. Esa noche (porque el Oktoberfest dura varios días), nos tocó ver a un grupo de tango y un grupo de baile folclórico alemán, entre otros. Pero lo mejor fue cuando al final anunciaron a los mariachis y uno de ellos salió con guitarra eléctrica!!! estábamos atacadas de la risa!
Al otro día estuvimos toda la mañana en el complejo y comimos un rico asado con toda la familia y algunos amigos de sus hijos. Después de la comida la pequeña Sofía nos dio una demostración de baile árabe! Y luego nos fuimos un rato a platicar con Lucas, uno de los amigos de la familia, a su cabaña. Regresamos a la cabaña por nuestras maletas y salimos del complejo para tomar el camión que nos llevaría a Villa Mercedes.
Después de tomar nuestro camión en Córdoba hicimos como 2 horas de camino y llegamos en la nochecita a Santa Rosa de Calamuchita. En esta ocasión nos adoptó una lindísima familia (de la cual no recuerdo el apellido, bonita mi memoria!), ellos tienen un complejo de cabañas padrísimo, y nos dejaron una de ellas para que nos alojáramos!
Ya instaladas nos llevaron a cenar a un restaurante de comida alemana en donde la comida estaba deliciosa! yo me comí un riquísimo goulasch, acompañado de vinito tinto, por supuesto. Y los postres también estaban buenísimos.
Al otro día estuvimos un buen rato recorriendo el complejo y jugando como niñas chiquitas. Encontramos unos columpios y luego una casita con un puente donde estuvimos brincoteando y payaseando. También jugamos ping pong en una sala de juegos.
Después nos fuimos a recorrer el pueblito de Santa Rosa, el cuál estaba bastante vacío, ya que es un lugar turístico y, definitivamente, no íbamos en época de vacaciones, jeje. Es muy pequeño y sus calles son muy bonitas; todos los letreros, desde las señales de tránsito hasta los anuncios de cada uno de los locales, están hechos de madera. Buscamos un lugar en donde comer, porque casi todo estaba cerrado, pero logramos encontrar un restaurancito en donde comimos muy a gusto unas ricas milanesas, vinito y unos duraznos con dulce de leche.
En la tarde regresamos al complejo y nos mostraron el nuevo spa que estaban construyendo y que para estas fechas ya debe de estar inaugurado. Estaba quedando muy padre.
Muy cerquita de Santa Rosa está una villita llamada Villa General Belgrano, en donde viven muchas personas de origen alemán. Como estábamos en octubre, coincidimos con el Oktoberfest, fiesta tradicional alemana, así que en la noche nos fuimos para allá. Esta villita es todavía más bonita que Santa Rosa y también tiene la peculiaridad de tener todos los letreros de madera. El Oktoberfest lo realizaron en una explanada rodeada por puestos de comida y, en su mayoría, de cerveza. Todo el centro de la explanada estaba ocupado por mesas y sillas y al fondo pusieron un escenario en donde cada noche actuaban diferentes grupos, músicos y cantantes. Esa noche (porque el Oktoberfest dura varios días), nos tocó ver a un grupo de tango y un grupo de baile folclórico alemán, entre otros. Pero lo mejor fue cuando al final anunciaron a los mariachis y uno de ellos salió con guitarra eléctrica!!! estábamos atacadas de la risa!
Al otro día estuvimos toda la mañana en el complejo y comimos un rico asado con toda la familia y algunos amigos de sus hijos. Después de la comida la pequeña Sofía nos dio una demostración de baile árabe! Y luego nos fuimos un rato a platicar con Lucas, uno de los amigos de la familia, a su cabaña. Regresamos a la cabaña por nuestras maletas y salimos del complejo para tomar el camión que nos llevaría a Villa Mercedes.
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